
Zacatecas sorprendió al mundo al presentar con bombo y platillo su nueva adquisición tecnológica: un perro–robot inspirado en la película RoboCop. La máquina, diseñada supuestamente para reforzar la seguridad, tuvo su primera prueba en campo y, fiel al espíritu zacatecano, falló a lo grande.
En lugar de detectar armas o criminales, el androide apuntó sin titubeos hacia Ricardo Monreal, a quien identificó como “el principal promotor de la violencia en la entidad”. El episodio dejó boquiabiertos a funcionarios y asistentes, que no sabían si aplaudir la honestidad de la máquina o correr a desconectarla.
La Secretaría de Seguridad local trató de justificar el error con un comunicado breve: “El robot todavía está en fase de calibración, pero al parecer no está equivocado”.
La Ñonga comprobó que el androide, en su programación básica, tiene cargados datos de índices delictivos, discursos políticos y recortes de prensa; todo apunta a que la inteligencia artificial simplemente hizo lo que ningún fiscal ni juez se había atrevido: señalar al de siempre.
En Zacatecas, ahora nadie sabe si tenerle miedo al narco, al gobierno o al robot que, con precisión quirúrgica, decidió desnudar la verdad frente a todos.