
¡Aguas! Regresó Andy: de Prada a la 4T

Circula la imagen que nadie pidió pero todos comentan: Andy López Beltrán, el hijo incómodo de la autoproclamada austeridad republicana, regresando fresco de su tour por Japón.
La postal viene cortesía de Hola, ese catálogo de la frivolidad global que ahora también documenta el reality show de la 4T. Atrás quedaron las caminatas discretas por Shibuya y las entradas triunfales a Prada: Andy aterrizó con la serenidad de quien sabe que la crítica le resbala.
Sus vacaciones orientales no salieron baratas —se habló de hoteles exclusivos y habitaciones de 7,500 pesos la noche—, pero en carta pública Andy juró que todo salió de su bolsillo y que el avión fue “comercial, como el pueblo”. La narrativa oficial: él no derrocha, él invierte en experiencias espirituales.
El problema es el contraste: mientras el discurso presidencial sigue obsesionado con la austeridad, la foto de Andy regresando al país parece un póster de Naruto mezclado con un catálogo de lujo. La 4T quiso ser Juárez, pero su heredero en Japón lució más como Gokú de la Cuarta Transformación.
Y así, entre el regreso triunfal y las fotos filtradas, la ñonga mediática crece: no es sólo un viaje, es el símbolo de cómo el hijo del presidente puede caminar entre Prada y austeridad, entre sushi y tamales de chipilín, sin despeinarse.