
Estados Unidos está al borde del colapso financiero otra vez: el Congreso no se puso de acuerdo y el gobierno federal entró en cierre parcial, lo que significa que cientos de miles de empleados se quedan sin paga, programas se suspenden y el desmadre económico se siente hasta en la Casa Blanca.
Y como buen símbolo del desastre, el expresidente Donald Trump apareció en redes convertido en “charro frijolero”, aceptando resignado que por los recortes “ahora toca puro frijol, adiós al ribeye y al caviar”.
Mientras republicanos y demócratas se avientan la bolita de quién tiene la culpa, la realidad es que miles de familias estadounidenses sufren los efectos inmediatos: oficinas cerradas, apoyos congelados y servicios públicos a medias.
La Ñonga confirma que si no se aprueba un presupuesto pronto, Trump tendrá que aplicar la dieta mexicana: frijolitos, tortilla y chilito pa’ que amarre, porque de dólares y de lujos ya no queda nada.